16/10/12

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- Tendríamos que haber previsto esto.- Se lamentó mi padre mientras se cubría la cara con las manos.
- ¿Yo qué sabía? Nadie me avisó.- Repliqué con cierta amargura. ¿Y si le pasaba algo a Eli? No me lo perdonaría jamás. Tenía que ir a verla inmediatamente para avisarle.
- Creo que lo mejor sería que te quedases en casa un tiempo. Usaremos nuestros poderes para hacer desaparecer el cadáver de Elisabeth.- Declaró mi padre.
- ¡Papá! Ni siquiera ha muerto todavía - Dije con enfado-. Y para tu información, pienso irme ahora mismo para ver cómo está.
- Ni se te...- Mi padre no llegó a terminar la frase. De repente, un dolor increíblemente agudo me invadió el cuello y grité como nunca en mi vida lo había hecho. Me tiré al suelo y me retorcí de dolor.
- Cariño - Dijo mi madre acercándose a mí-. ¡Chicos!- Gritó con los ojos en llamas.
Mi madre era por lo general una mujer tranquila, pero cuando se enfadaba, lo hacía de verdad. Reaccionando por fin, mi hermano me proporcionó un líquido rosáceo que vertió en mi boca, y que al momento, disipó todo el dolor.
- Sí, las rosas celestiales son perfectas para estos casos.- Se enorgulleció Rodry.
Mi madre se levantó del suelo, puso los brazos en jarra y dirigió una mirada asesina a mi hermano y a mi padre.
- ¡¡Le ocultáis su esencia, no le avisáis de los peligros que puede desencadenar, no le resolvéis las preguntas ni le habláis de su don!! ¡¿Por qué?! Jake tiene el mismo derecho que Rodry a conocer la verdad, así que o se lo contáis o me enfado de verdad.- Dijo casi gritando. ¿Qué es peor que la muerte? pensé. Tu madre serafín enfadada.
Mi padre cogió al vuelo la advertencia.
- Verás, hijo. Te ocultamos todo esto porque... Los ángeles solo pueden concebir un hijo, y al llegar tú, pensamos que serías normal. No creímos que llegases a ser un ángel también. Cuando te transformaste, fuimos rápidamente al cielo para informar de lo que acababa de ocurrir. No nos dio tiempo a contarte nada, lo sentimos de veras. Supongo que tu hermano te habrá contado ya lo de la Luminión, ¿verdad?
- ¿La lumi qué?- Pregunté levantándome con cuidado.
- La Luminión. La fusión de almas. Le acabas de entregar parte de tu alma a Elisabeth. Si logra sobrevivir vuestras almas se fusionarán. Si no sucediese eso, que es lo más probable, perderías parte de tu alma, y con ello, parte de tus poderes.- Aclaró mi padre.
- ¿Y qué me pasa ahora? Me duele la columna vertebral.- Dije con cierto dolor.
- Te están creciendo las alas. No suelen salir hasta pasada la primera semana, por lo menos. No es normal Jake - Miro a Rodry con cara de preocupación-. Pero tampoco podemos ir al Consejo. Tendremos que ver qué es lo que pasa.
- No entiendo nada - Dije con amargura-. ¡Pero si vosotros no tenéis alas!
- Ahí te equivocas - Dijo mi madre-. Cariño, concéntrate.
Hice lo que me pedía, y al instante, pude distinguir en las espalda de mi padre unas enormes alas blancas translúcidas.
- Dios...- Dije con asombro.
- Solo se materializan si vuelas. Mientras tengas los pies apoyados en la tierra, tus alas serán intangibles, pero solo los de tu misma raza podrán verlas.
- ¿Y si me vuelve a doler?- Pregunté.
- Tranquilo, el efecto de las rosas celestiales dura más o menos doce horas. Ahora descansa.- Me recomendó. Vamos, que me "invitaba" a ir a mi habitación. Desde luego...
Subí a mi habitación, y eché el pestillo lo más rápido que pude. Cogí una linterna del cajón del escritorio y abrí la ventana. Instantes después ya estaba en la calle dispuesto a ir a ver a Elisabeth.



Elisabeth

Los pasos de mi padre se acercaban a la habitación poco a poco. Giró el picaporte y fue hacia mi cama para darme las buenas noches.
- Buenas noches, hija. Perdona que no hayamos venido a verte antes. Hemos estado muy ocupados con el tema de la fundación.
- No pasa nada papá.- Dije en la penumbra.
- ¿Puedes encender, hija? No te veo la cara.- Rogó mi padre.
- Claro.- Alargué la mano hacia el interruptor y la bombilla de la lamparita se encendió al instante.
Mi padre me miró fijamente a los ojos, y de repente, el miedo cruzó sus ojos. Se cayó de la cama y empezó a balbucir.
- ¡Papá!- Grité levantándome de la cama. Me arrodillé a su lado-. ¿Qué te pasa?
Cerró los ojos, y al instante recuperó la cordura. Se había puesto serio.
- Nada, hija. Ha sido una bajada de tensión. No te preocupes.- Se levantó tan rápido como se cayó y se fue sin decir una sola palabra más. Cerró la puerta tras sí, y sus pasos se alejaron. Otra vez sola.
Me empezaron a entrar ganas de volver a ver a Jake. Todo había sido muy extraño, pero de repente, le eché en falta. Le necesitaba conmigo, le añoraba. Me puse una rebeca de lana gruesa y cogí mi libreta de dibujo.
Cloc, cloc. Unos golpes en la ventana me distrajeron y me asomé por ella:
- ¡Jake!- Dije con una infinita alegría-. Pasa.
Parecía que él también tenía con mala cara. Cerró la ventana y bajó la mirada. Parecía que quería evitar mirarme a los ojos.
- Eli, tengo algo importante que contarte.



LRA

1 comentario:

  1. me gusta, kiero ke subas mas pronto, kiero saber como sigue esta historia que me tiene tan enganchada. :3

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